El Dr. Alberto Galaz, Doctor en Ciencias de la Educación, Université de Rouen y Académico del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Austral de Chile, lidera una investigación que indaga en cómo las y los docentes ejercen su autonomía profesional frente a las políticas de evaluación del desempeño, con el objetivo de aportar evidencia situada para el diseño de políticas públicas legítimas y contextualizadas.
Este año, el Dr. Galaz comenzó la ejecución de su proyecto Fondecyt Regular, “Profesoras y profesores agentes: abriendo caminos de desarrollo profesional en contextos de evaluación docente”, centrado en un fenómeno tan complejo como poco visibilizado: la agencia profesional docente ante las políticas públicas de evaluación del desempeño en Chile. El estudio, que se desarrollará en cuatro regiones del país, busca comprender cómo las y los profesores han respondido activamente a un sistema de evaluación que ha marcado profundamente la educación pública en las últimas dos décadas.
A continuación, el Dr. Galaz profundiza en los orígenes, objetivos y alcances de esta investigación, que aspira a generar conocimiento relevante para transformar las políticas públicas educativas desde una perspectiva más justa, colaborativa y situada.
¿Cómo surgió la idea de esta investigación?
La idea nace de un interés que he desarrollado desde mis estudios de doctorado, que es la relación entre las políticas públicas de evaluación docente y cómo estas inciden en la construcción de la identidad profesional del profesorado. Mis primeras investigaciones abordaron cómo las y los profesores se articulan con políticas como la Evaluación del Desempeño Docente implementada desde 2003. Lo que me parecía especialmente interesante era que los docentes las interpretan, resisten o se apropian de ellas según sus trayectorias, creencias, experiencias y contextos.
¿Qué antecedentes previos sustentan esta nueva etapa investigativa?
Detectamos, junto a mi equipo, que frente a la evaluación docente los profesores desarrollan distintas estrategias. Algunos asimilan el modelo evaluativo, otros lo enfrentan de manera estratégica, adoptando el modelo cuando están bajo observación, y algunos directamente lo resisten. Estas respuestas no son aleatorias: están vinculadas tanto a sus conocimientos, expectativas y experiencias como a la etapa profesional en la que se encuentran. Por ejemplo, los docentes jóvenes tienden a asumir el modelo como guía de acción, mientras que los más experimentados tienden a reafirmar su propia concepción profesional, resistiendo ciertos lineamientos externos.
¿Quiénes integran el equipo de investigación del proyecto?
El equipo de investigación que conformamos para este proyecto está integrado por colegas con una sólida trayectoria en el estudio del desarrollo profesional docente desde distintas regiones del país. Me acompaña el Dr. David Cuadra, de la Universidad de Atacama, la Dra. Ingrid González, de la Universidad de La Serena, el Dr. Marcelo Arancibia y el Dr. Javier Campos, ambos de la Universidad Austral de Chile, sede Valdivia, y la Dra. Jessica Aliaga, de la misma universidad en su sede Puerto Montt. Cada uno aporta una mirada situada y complementaria desde sus líneas de investigación, lo que enriquece enormemente el análisis de la agencia profesional docente. Además, todos compartimos un compromiso con la educación pública y con la necesidad de generar conocimiento que sea útil para transformar las políticas desde la experiencia concreta de las y los profesores.
¿Cómo ha evolucionado la política de evaluación docente en Chile y qué implicancias ha tenido para el profesorado?
La evaluación comenzó como un sistema obligatorio de rendición individual para docentes municipales, con instrumentos como el portafolio, el reporte de terceros, entrevistas con un par y la autoevaluación. En el 2016 se crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, que instala una carrera profesional basada en tramos y nuevos instrumentos evaluativos con las pruebas de conocimientos disciplinares y pedagógicos. Esto generó un doble agobio: los docentes debían enfrentar dos evaluaciones paralelas. Recién en 2023 se unificó el sistema bajo la Ley 21.625. Sin embargo, persisten elementos que tensionan la experiencia profesional: categorizaciones, presiones, amenazas de despido que pueden no estar alineados con el desarrollo profesional integral que requiere la educación pública.
¿Cómo se vincula esta investigación con la Ley 21.625 sobre el nuevo sistema de evaluación docente y qué buscan con el proyecto?
Esta investigación se vincula directamente con la Ley 21.625, ya que uno de nuestros principales objetivos es comprender cómo las y los docentes están enfrentando esta nueva etapa del sistema de evaluación unificado. Si bien la ley busca simplificar el proceso evaluativo, aún persisten muchas interrogantes sobre su implementación en contextos reales, especialmente en escuelas públicas con diversas condiciones socioterritoriales. Queremos identificar si esta nueva legislación efectivamente contribuye al desarrollo profesional docente o si continúa reproduciendo tensiones que históricamente han obstaculizado el ejercicio de la autonomía profesional. A través del análisis de trayectorias docentes y de los espacios de agenciamiento que se configuran en sus prácticas, buscamos aportar evidencia situada que permita evaluar los efectos concretos de esta ley en el quehacer cotidiano del profesorado. El foco de nuestro estudio está puesto en la agencia profesional docente, entendida como la capacidad que tienen las y los profesores para actuar decididamente en la generación de condiciones que les permitan desplegarse de manera activa y constructiva bajo sus propias concepciones sobre lo que significa enseñar. Nos interesa conocer qué espacios han abierto, qué redes han construido, cómo han respondido frente a los procesos evaluativos y qué consecuencias han tenido esas decisiones en su escuela en términos de aprendizaje y mejora.
¿Qué metodología usarán para abordar estos temas?
El proyecto se desarrollará en las regiones de Atacama, Coquimbo, Los Ríos y Los Lagos, y trabajaremos con profesoras y profesores que hayan enfrentado al menos dos procesos evaluativos: uno bajo el antiguo sistema y otro en el nuevo. Recurriremos a la entrevista narrativa y biográfica, observaciones en establecimientos educacionales, y focus groups con una perspectiva reflexiva y propositiva. También investigaremos redes de colaboración como microcentros rurales, vínculos con universidades locales o redes autogestionadas entre docentes.
¿Por qué es importante visibilizar estos espacios de agencia?
Porque la política educativa en Chile ha tratado históricamente a los profesores como ejecutores de políticas, sin reconocer su experiencia, autonomía ni saber pedagógico. Al visibilizar estos espacios de agencia —al mostrar que las y los profesores también construyen respuestas propias, colaboran, se organizan— podemos nutrir la política pública con evidencia situada, humanizante y profesionalizante. Nuestro objetivo final es informar a las escuelas, a los propios docentes, a los sostenedores y a los tomadores de decisión a nivel nacional, para mejorar el diseño de las políticas futuras.
¿Qué es lo que lo motiva personalmente a desarrollar esta investigación?
El reconocimiento de la profesionalidad y autonomía docente. En Chile, el profesorado ha sido históricamente invisibilizado en la toma de decisiones sobre políticas que los afectan directamente. Creo profundamente en que debemos legitimar la experiencia y la voz de las y los profesores, y reconocer que ellas y ellos también construyen saberes, redes y estrategias valiosas. Esta investigación busca justamente eso: hacer visibles esas trayectorias y aportar a una educación más justa, reflexiva y democrática.
¿Cómo influye esto en la autonomía y profesionalismo de los docentes?
Muchísimo. Lo que nos impulsa a liderar este proyecto es precisamente el reconocimiento de la autonomía profesional de las y los docentes, su capacidad para construir sentido y actuar más allá de las imposiciones. Nuestra aspiración es que esta investigación contribuya a generar políticas legítimas, construidas también desde la experiencia docente.
¿Por qué elegir trabajar con profesores de educación general básica?
Porque son el grupo más evaluado del sistema y el primero en ser impactado cuando se implementa una reforma educativa. Además, representan el mayor número de profesionales en ejercicio, lo que nos permitirá una mayor riqueza en experiencias de agencia.
¿Qué esperan aportar al finalizar el estudio?
Primero, entregar retroalimentación a las y los propios profesores, generando instancias de reflexión profesional sobre sus trayectorias evaluativas. Luego, aportar a las escuelas con información sobre las redes que han construido sus docentes, y finalmente informar a los tomadores de decisiones, tanto a nivel local (sostenedores, servicios locales de educación) como nacional, con miras a repensar la política pública general y el desarrollo profesional desde la base.
Nuestra meta es contribuir a la construcción de un modelo de agenciamiento profesional que permita comprender cómo se articulan las trayectorias docentes con las políticas públicas y, desde allí, generar propuestas de aprendizaje y desarrollo profesional legítimas y pertinentes para el país.
¿Cuál es su visión sobre la situación actual del profesorado en el sistema educativo en Chile?
Es un sistema tensionado por los resultados, por la pandemia, por la deserción docente. Hoy, cerca del 40% de los nuevos docentes abandonan la profesión antes de cumplir cinco años de ejercicio. Las precarias condiciones laborales, la falta de reconocimiento profesional y la sobrecarga evaluativa son parte del problema.
La evaluación docente no ha logrado incentivar la permanencia ni el desarrollo profesional continuo. Si no replanteamos su lógica, seguiremos perdiendo talentos y experiencia en nuestras escuelas.
Finalmente, ¿cómo espera que se vincule esta investigación con la formación inicial docente?
Contaremos en el equipo con estudiantes de pedagogía como tesistas. Ellos podrán investigar cómo las y los docentes se agencian por ejemplo a nivel del aula, incluso frente a contenidos tan importantes y sensibles como los derechos humanos. Queremos promover una formación inicial que reconozca las trayectorias reales y no solo perfiles o modelos ideales.