En el marco del Primer Congreso de Educación Rural, se presentó una investigación pionera que trabaja sobre las trayectorias profesionales y las prácticas pedagógicas de los docentes rurales, liderada por Marcelo Arancibia, doctor en Sociedad de la Información y el Conocimiento, académico de la Universidad Austral de Chile.
El estudio, enmarcado en el proyecto Fondecyt 1221524, cuyo nombre es “Trayectorias de profesores rurales: Aportes para una mejor comprensión de la escuela rural”, tiene por objetivo comprender e interpretar las experiencias educativas en el ámbito rural a través de las narrativas de los propios docentes. Para ello, se utilizaron entrevistas biográfico-narrativas y talleres grupales que permitieron adentrarse en las vivencias personales y profesionales de los educadores rurales, arrojando conclusiones fundamentales sobre las dinámicas de la educación en estas zonas.
El equipo de investigación, integrado por Marcelo Arancibia, Dikssa Sáez, Paula Torres, Bernardita Maillard, Paulina Larrosa, Alberto Galaz, José Peiret y Gerardo Muñoz se propuso entender los factores que influyen en las decisiones de los docentes de dedicarse a la enseñanza en el ámbito rural. Entre los hallazgos más destacados, se identificaron factores territoriales, de género y de crianza que juegan un rol determinante en las trayectorias profesionales de estos educadores. Además, los investigadores señalaron una “doble paradoja” en la experiencia docente rural: por un lado, la tensión entre la supervisión educativa y la autonomía que se les otorga a los docentes en estos contextos; por otro, la romantización de la vida en el campo frente a las múltiples dificultades que enfrentan en el día a día de la enseñanza rural.
Un punto clave de la investigación fue el impacto de la pandemia de COVID-19 en los docentes rurales, un fenómeno que obligó a los educadores a adaptarse rápidamente a nuevas formas de enseñanza. Bernardita Maillard destacó cómo los profesores rurales tuvieron que innovar en sus metodologías para conectar con sus estudiantes y sus familias, en un contexto de aislamiento social y limitaciones tecnológicas. Según Maillard, la pandemia fue un factor que evidenció tanto las dificultades como la creatividad de los docentes rurales a la hora de enfrentar un entorno tan complejo.
Dikssa Sáez, por su parte, subrayó la importancia de visibilizar las diversidades dentro del ámbito rural, pues, como señaló, “la ruralidad de la región de Los Ríos no es la misma que la de La Araucanía o Aysén”. Cada territorio rural tiene sus propias características y desafíos, lo que hace necesario hablar de la ruralidad desde la perspectiva de los propios docentes, quienes son los que viven de cerca las particularidades de estos contextos. Esta visión crítica se opone a la tendencia de tratar la ruralidad como un concepto uniforme desde la perspectiva de los educadores urbanos.
Otro hallazgo relevante de la investigación fue la importancia de la interculturalidad, especialmente en zonas como La Araucanía, donde la cultura mapuche juega un papel crucial en el día a día de la enseñanza. Los docentes rurales no solo enfrentan el reto de enseñar en un entorno que puede carecer de recursos, sino que también deben incorporar y respetar las tradiciones y cosmovisiones indígenas en sus prácticas pedagógicas. Este aspecto de la investigación resalta la necesidad de una educación que reconozca y valore la diversidad cultural presente en las comunidades rurales.
Finalmente, la investigación subrayó el rol emocional que los docentes rurales desempeñan en sus comunidades. Más allá de ser educadores, los profesores rurales a menudo actúan como “contenedores emocionales” para sus estudiantes y sus familias, un rol que se ha intensificado en tiempos de crisis como la pandemia. Este apoyo emocional y psicosocial es fundamental, especialmente en contextos donde las redes de apoyo son limitadas y las dificultades sociales y económicas son frecuentes.
El estudio presentado en el Congreso contribuye a una comprensión más profunda de las realidades de los docentes rurales en Chile. Los educadores rurales enfrentan desafíos únicos que requieren no solo de innovaciones pedagógicas, sino también de un enfoque integral que considere sus necesidades emocionales, culturales y sociales. La investigación liderada por Marcelo Arancibia y su equipo abre un espacio para reflexionar sobre las políticas y los recursos necesarios para fortalecer la educación en estos contextos, visibilizando una realidad que, hasta ahora, ha sido subestimada en los debates educativos del país.