El avance hacia una educación inclusiva y de calidad requiere de una colaboración activa entre todos los actores educativos y un diálogo constante que permita generar cambios significativos en las aulas.
Bajo esta premisa, el evento “Egreso” de docentes del Centro +Comunidad reunió a especialistas y educadores para reflexionar sobre cómo las comunidades educativas pueden trabajar en equipo para enfrentar los desafíos del aprendizaje actual.
Una de las ideas centrales fue la incorporación del concepto de aprendizaje profundo en los currículos escolares. Según Anita Navarro, Directora de la Escuela Roberto Ojeda Torres de Reumén, este enfoque fomenta la resolución de problemas mediante el trabajo colaborativo, donde la práctica en equipo se convierte en una herramienta esencial para abordar los retos en el aula. “A través de la práctica nos dimos cuenta de que podíamos encontrar soluciones juntos”, comentó.
El aprendizaje profundo, además, promueve un proceso de enseñanza más consciente y responsable, centrado en herramientas prácticas que permiten a los docentes conectar los contenidos curriculares con las realidades de cada establecimiento. Sin embargo, se destacó que este proceso debe partir desde los propios colegios. “El establecimiento debe remirarse a sí mismo, sin depender de instituciones externas, porque las bases curriculares ya están ahí”, mencionó la Directora.
El evento también abordó los desafíos de establecer y mantener una comunicación efectiva entre los establecimientos educativos. La clave, según los expertos, está en eliminar la competencia entre colegios y compartir experiencias, construyendo un espacio de confianza donde la colaboración sea el pilar principal.
“Anudando Vínculos” con la Dra. Donatila Ferrada Torres
El evento contó con la participación especial de la Dra. Donatila Ferrada Torres de la Universidad Católica del Maule, investigadora del Centro de Investigación en Educación para la Justicia Social y experta en la transformación educativa mediante el modelo de aulas comunitarias dialógicas en Chile. Durante su intervención, Ferrada expuso cómo este enfoque permite pasar del concepto de un aula privada a un aula pública, abierta a la participación de diversos actores, como madres, abuelas, estudiantes de cursos superiores, universitarios y miembros de la comunidad local.
En estas aulas, explicó la Dra. Ferrada, se fomenta el diálogo activo para tomar decisiones clave sobre la enseñanza: qué enseñar, cómo hacerlo y con qué propósito. Los participantes no solo revisan las bases curriculares, sino que también intervienen en todo el proceso pedagógico, transformando el aula en un espacio de aprendizaje colectivo y sostenible.
“A diferencia de proyectos educativos temporales, estas aulas se mantienen en el tiempo, con algunas funcionando incluso durante 16 años”, destacó Ferrada. Este modelo refuerza los lazos entre la comunidad educativa y transforma el aula en un espacio verdaderamente dialógico, donde el diálogo no solo ocurre, sino que se convierte en un método permanente de construcción y aprendizaje.
La experiencia presentada por la Dra. Ferrada es un recordatorio de que la confianza, la colaboración y el diálogo auténtico son pilares esenciales para anudar vínculos entre las comunidades educativas, logrando así un impacto duradero en los estudiantes y en la sociedad.