- QUÉ NOS HA DEVELADO EL COVID 19 ACERCA DE LA DOCENCIA UNIVERISTARIA
Los sucesos en Chile muestran una sociedad altamente injusta y desigual, ante esta realidad develada las Universidades no han quedado exentas de críticas y controversias, pues es manifiesto el rol relevante que le caben no solo en las discusiones (diagnósticos) sino sobre todo en las soluciones para sobreponernos a este abrupto escenario. Ante ello emerge priorizar una discusión amplia en torno al rol social y político del sistema de educación superior, su relación con el Estado y con el mundo privado, las radicales distancias al interior del mismo sistema, y por cierto las propias diferencias internas en cada institución.
Con lo anterior es posible al menos sostener tres niveles de análisis de la educación superior que presentan desigualdades y muestran como impacta el neoliberalismo económico en su configuración. Un primer nivel está definido por las políticas orientadoras y configuradoras del sistema de educación terciaria ejemplificado en la nueva ley y los sistemas de acreditación. El segundo corresponde a las diferencias existentes entre las diferentes casas de estudios superiores, por ejemplo, metropolitanas o regionales, estatales o privadas. Un tercer nivel crítico es el interno, es decir las desigualdades y diferencias existentes al interior de cada casa de estudios, entre áreas disciplinares (facultades), entre funcionarios o estamentos, etc.
Siendo del todo complejo el escenario, desde el estallido social del 18 de octubre de 2019 y agudizado por la emergencia sanitaria impuesta por el COVID19, nos parece relevante esbozar en principio cinco aspectos que se han escuchado en una discusión un tanto soterrada y colateral al fenómeno centrado en la pandemia y la salud pública, que tienen que ver particularmente con reflexiones en torno a replanteamientos profundos de la esencia de la docencia universitaria a raíz de la urgencia por desarrollar clases no presenciales, que sin duda atraviesan los tres niveles antes expuestos.
- El rol político de la docencia universitaria
Nuestra acción como docentes universitarios no es aséptica de la política contingente local y nacional (al menos), tanto de ida como de vuelta. Nuestro mensaje formativo llega a los estudiantes según como nosotros previamente interpretamos el mundo y por ende como vemos a nuestra disciplina conectada con la realidad fuera de nuestro campo profesional. Ninguna acción educadora es neutral (por acción u omisión). En estos contextos de incerteza o crisis social esta situación es evidente, la displicencia de algunos/as frente a la situación sociocultural de nuestros estudiantes sin duda muestra nuestra visión del rol político que le cabe a un profesional en la sociedad, por ejemplo proponer en un primer encuentro virtual un dialogo sobre las condiciones ambientales para el trabajo a distancia, ofrecer oportunidades a quienes tienen dificultades, hacer que el grupo de estudiantes se apoye entre todas/os, es muy diferente a exigir “trabajar” en un delibery para poder tener recursos para sobrellevar las clases a distancia.
- El acceso al conocimiento y su impacto social
La ciencia produce conocimiento, pero no es la única fuente para su producción, de hecho, una gran cantidad del acervo cultural de la humanidad es “precientífico”, recordemos que la actual forma de hacer ciencia existe hace unos dos siglos atrás. Por ello con la pandemia se ha visto la necesidad de abrir las aulas universitarias en la red con acceso liberado. Si bien es una corriente académica con cierta tradición, en estos tiempos vuelve a plantearse la discusión respecto de la endogamia de ciertas comunidades científicas y el real efecto social que tiene su producción científica. La pregunta es, si ya la sociedad financia la investigación por qué se ha de volver a “pagar” por hacer uso de sus resultados. En Chile y en particular en las Universidades el financiamiento privado de la producción científica es ínfimo. Con todo, es fundamental entender la estrecha relación entre investigación y docencia, siendo esta última uno de los canales (quizá el preferente) para la divulgación de la primera.
- Qué ser humano formamos
Con la tecnificación de la enseñanza universitaria hemos desplazado la formación integral de personas por la formación instrumental de profesionales, como si fuera posible esta disyunción, y la verdad es que no lo es. En este sentido al formar solo profesionales también estamos formando personas que solo viven para ello y se desarrollan en plenitud en tanto son profesionales exitosos, uno de los principales espejismos que implanta el neoliberalismo. La Pandemia nos ha invitado a ver lo frágil que es el éxito profesional más la persona (profesional) sobrevive como puede. La formación universitaria debe ser preferentemente humanista, centrada en la felicidad emocional (no material) y en un nuevo modelo educacional que se focalice en el aprendizaje colectivo, en red y conectado “En ese sentido, el modelo de desarrollo que se propone para posibilitar la emergencia y sostenibilidad de la Sociedad 5.0 es la integración y conectividad inteligente entre ecosistemas que quizás, hasta el momento, han estado pensados como concernientes a sectores y dimensiones sociales diferentes. Sin embargo, esta necesidad de establecer vasos comunicantes entre distintos sectores y sistemas no es nueva” (https://sistemas.acis.org.co/index.php/sistemas/article/view/96/80)
- El cuidado colectivo de la comunidad universitaria
La docencia es el espacio preferente que reúne a dos actores fundantes de la esencia universitaria, al maestro con el aprendiz. No debemos olvidar que sin esta relación pedagógica deja de existir la Universidad, con ello cobra valor hablar de comunidad pues en rigor lo que se espera que ocurra en las aulas es una asociación virtuosa entre saber y aprendizaje, y que la menos ambos actores que la integran asuman la ciudadanía universitaria en plenitud.
El eximio teólogo latinoamericano Leonardo Boff, en una reciente columna publicada en https://www.religiondigital.org/ (05/04/2020) a propósito de la pandemia advierte “descubrimos que todos debemos ser corresponsables, es decir, ser conscientes de las consecuencias benéficas o maléficas de nuestros actos. La vida y la muerte están en nuestras manos, vidas humanas, vida social, económica y cultural. No basta la responsabilidad del Estado o de algunos, debe ser de todos, porque todos estamos afectados y todos podemos afectar”. La Universidad que forma personas, muchas de las cuales se ubicaran en lugares preferentes de la pirámide social y política de nuestro país debe aportar a este compromiso cuidando para enseñar a cuidar.
- La didáctica Universitaria y la función educativa
El connotado pedagogo Henry Giroux considera que “el estado tendrá que ser repensado, tendrá que renacer en cuanto a sus funciones protectoras y en el centro de este reto está la creación de un sistema educativo que pueda educar a una generación de jóvenes para asumir ese desafío. Esa será la gran lucha del siglo XXI” (https://eldiariodelaeducacion.com, 16/04/2020) aquí se desliza uno de los principales desafíos a la función educativa de la Universidad, como ejercer una responsabilidad con el efecto social que tendrán nuestros estudiantes y egresados, cuál ha de se r nuestro compromiso con la construcción de un estado a la altura de las demandas sociales contingentes y futuras. Por ello es fundamental que los docentes universitarios asuman que han de aprender sobre didáctica, enseñar una disciplina requiere de una preparación y de una preocupación por los efectos que tendrá dicha propuesta, ya lo hemos dicho, y debemos ser responsables no es trivial elegir cómo debo enseñar pues no será neutral sus efectos en aquí y ahora si no mas bien y de suyo mas relevante en el futuro y en la construcción del País que anhelamos.
- CARACTERÍSTICAS EDUCACIÓN NO PRESENCIAL[1]
El uso educativo de TIC en tiempos de la pandemia, nos convocan no solamente a desarrollar la modalidad de enseñanza a distancia, sino que también a transformar y/o mejorar las prácticas tradicionales de la enseñanza presencial. Este aserto debe ser compartido igualmente con la afirmación de que sin una sólida y eficiente formación presencial es poco probable la existencia de una educación a distancia de calidad. Las TIC no sólo surgen como una nueva forma de ofrecer cursos o programas educativos, sino que también como oportunidad que debe conducirnos a cuestionar el actual modelo pedagógico tradicional de la enseñanza presencial, ello debido a tres motivos principales:
- Presencia de herramientas informáticas. Los recursos y herramientas informáticas han llegado a constituirse o al menos a proponerse como un elemento consustancial al hacer educativo en apoyo a la labor docente de las actividades de aula. En tal sentido es de todo punto de vista pertinente enseñar en su adecuado uso, poniendo a la informática al servicio de una docencia innovadora, de calidad y creativa.
- Modalidades de enseñanza. La educación en este contexto transcurrirá por sistemas de enseñanza que empleando medios digitales ocurren en espacios no presenciales o virtualizados. Para que el estudiante logre trabajar en estos ambientes no tradicionales, se hace necesaria la adquisición de ciertas habilidades y actitudes a obtener en la cotidianidad presencial, conduciendo al estudiante hacia la autonomía, condición indispensable al desempeño exigible en su formación permanente. Es el momento para cambiar la cultura de las personas hacia una actitud positiva hacia el autoestudio, la evaluación para la mejora, la reflexión crítica y el aprendizaje situado.
- Procesos de aprendizaje. Al constituirse la enseñanza presencial en la antesala necesaria de la modalidad a distancia se impone la coexistencia congruente de ambas en cuanto a las capacidades y estrategias de formación, todo ello orientado al fomento del aprender a aprender, a la adquisición de aprendizajes significativos inscritos en diferentes acciones didácticas y, fundamentalmente, el encuentro dialógico que posibilite la interacción comunicativa entre los agentes implicados en el acto educativo.
La enseñanza a distancia como la formación presencial utilizando TIC no asegura eficiencia, eficacia y calidad de los programas impartidos. Sin embargo, podemos llegar o acercarnos a estos estándares, siempre que la reformulación de programas quede inscrita en modelos pedagógicos acordes con las nuevas tendencias epistemológicas y paradigmáticas de concebir la relación educativa. En esta perspectiva, Internet, softwares y plataformas no deberían ser pensados como la panacea de solución a todas las problemáticas educacionales. No obstante, las tecnologías vigentes nos obligan a aceptar que los procesos de interacción, diálogo y aprendizaje están siendo fuertemente influenciados y trastocados por estos medios, promoviendo la necesidad de afrontar la acción pedagógica con otra mirada.
El incremento de información y el desarrollo tecnológico propio de la década han influido en la renovación de las tendencias educativas actuales y las epistemologías en que se fundamentan, quedando de esta forma obsoletas una serie de teorías y prácticas pedagógicas. Este proceso no ha sido siempre de modo lineal y sistemático. Lo que caracteriza esta reflexión es más que nada los desacuerdos y puntos de vista divergentes sobre una misma materia. Podríamos aseverar, más bien, la eclosión de una catarsis desorganizada de discusiones, lucubraciones, propuestas de inserción y utilización educativa de las TIC, en sí valiosas, pero sin haber resuelto de manera precisa y categórica el ámbito teórico práctico de las tecnologías en educación y sus efectos en el aprendizaje.
En este contexto, la apuesta quedaría focalizada en la elaboración de propuestas innovadoras y creativas (respuestas excepcionales a una situación excepcional) que permitan la utilización de estos medios en concordancia con postulados teóricos e ideas conceptuales contemporáneas propias de la epistemología pedagógica. Emergen como directrices fundamentales y fundantes para las actividades educativas, elementos como: currículos flexibles, aprendizaje social, significativo y abierto, centrar el proceso en quien aprende, aprender a aprender, respeto a ritmos individuales, igualdad y equidad, evaluación permanente y auténtica, comunicabilidad de los medios y mediación didáctica. El discurso pedagógico precedente y su transferencia a la educación a distancia, tal como la hemos entendido hasta aquí, requiere ser analizado y profundizado teniendo en consideración los siguientes elementos:
- Las teorías de aprendizaje, presentes en el modelo, deben dar cuenta del cómo es entendido el fenómeno de aprender. Por un lado, estaría el problema de compatibilizar el hecho de que el estudiante a distancia aprende en “soledad” con las teorías contemporáneas del constructivismo social. En consecuencia, facilitar la comunicación y el diálogo, de tal forma que se permita compartir, intercambiar y discutir aprendizajes con los demás agentes educativos. Por otro lado, posibilitar el “metaaprendizaje” capaz de generar una auténtica reflexión cognitiva. Para tal efecto, deben privilegiarse actividades donde el aprendizaje se constituya en conocimiento aplicado contextualizado a las realidades propias de los dicentes.
- Todo curso debe ofrecer contenidos e información metodológicamente estructurados. El modelo pedagógico no sólo impone como exigencia consignar el modo en que se han de entregar dichos contenidos a los estudiantes, sino también cuál será la participación de ellos en la búsqueda o recepción de la información. A tal fin, de acuerdo con el nivel de los estudiantes, los cursos deberían tener una marcada tendencia hacia el descubrimiento e indagación por iniciativa individual y/o colaborativa. Aun cuando el diseño instruccional entrega un modo preferente de organización y construcción de conocimientos, es en la programación didáctica de cada curso donde quedarían establecidas, mediante la estructuración de un currículo flexible, las condiciones que permitan un aprendizaje abierto.
- Otro aspecto relevante a considerar es la evaluación, entendida como proceso inherente e integral a todo fenómeno de formación. Permite, sobre la base de datos cualitativos y cuantitativos, mejorar de forma constante y sistemática dicho proceso. La aplicación de instrumentos y estrategias evaluativas posibilita generar una reflexión y comprensión sistémica, a partir de los datos obtenidos, alcanzando una visión más objetiva de la realidad evaluada. En tal sentido, lo relevante no es sólo registrar y calificar los aprendizajes al modo como tradicionalmente se lleva a la práctica, sino que, trascendiendo dicha acción, la evaluación ha de preocuparse de la calidad, la eficacia y efectividad del programa, emitiendo juicios razonados sobre los aspectos relevantes y significativos involucrados en la acción pedagógica.
- Los agentes partícipes asumen roles y tareas acordes con el modelo pedagógico. Resulta imprescindible definir y apropiarse de nuevos perfiles y características específicas para los profesores, tutores y estudiantes en cuanto son éstos quienes en definitiva construyen el proceso educativo. El profesor planifica y diseña las experiencias y actividades necesarias para la adquisición de los aprendizajes previstos; define los espacios y recursos adecuados para su logro; pero, por sobre todo, asume, en su calidad de tutor, un rol facilitador de los aprendizajes, haciendo que el alumno profundice en sus conocimientos, descubra la relevancia que éstos tienen y logre los objetivos propuestos. A su vez, el alumno juega un papel activo, desarrollando el plan de acción que el profesor le proporciona, recepcionando las indicaciones que lo orienten y ayuden a salvar los obstáculos inherentes a las dificultades propias de todo proceso de enseñanza-aprendizaje.
III. CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA DOCENCIA ONLINE
1.- Planifique sus clases.
La docencia online es evidentemente muy distinta a las sesiones presenciales. Sus estudiantes no están físicamente en frente suyo e incluso es posible que tampoco estén conectados al mismo tiempo. La planificación es esencial para la docencia online. esto significa que el objetivo de la clase, los momentos de ésta, los materiales y actividades de evaluación, así como las preguntas deben estar pensadas con anterioridad. Sugiero tener junto con su planificación diaria, una copia de esta en todo momento, así como un cronómetro para ajustar los tiempos de la sesión.
2.- Domine las herramientas que debe usar.
Es necesario que antes de empezar sus clases haya tenido la oportunidad de probar las funcionalidades de ésta. Saber dónde buscar cada opción en la clase es fundamental para reducir los tiempos muertos que naturalmente se van a producir. Considere que tampoco va a tener un soporte técnico en línea o junto a usted para poder ayudarle a resolver una duda emergente. Ante las preguntas de conectividad de sus estudiantes, sugiera las revisiones de rutina o que prueben entrando y saliendo de la plataforma, pero debe dejar en claro que usted es su profesor/a de la asignatura y que está más allá de sus posibilidades el prestar un soporte técnico mayor.
3.- Adecuar el entorno
El trabajo remoto desde nuestras casas es una situación para la que nuestras viviendas normalmente no están diseñadas. Tampoco las de nuestros/as estudiantes. En la medida de las posibilidades, prepare su espacio de trabajo alejando las distracciones como la TV. Pruebe la iluminación de su espacio de trabajo y considere que muchas veces va a estar bajo la mirada de sus estudiantes a través de la cámara. Las fuentes de luz detrás suyo opacan su imagen entonces adecue la inclinación y dirección de su cámara fijándose que se ve en segundo plano cuando está dando su clase.
4.- Interacción
Tal vez uno de los desafíos más importantes en la docencia online es la habilidad que debemos desarrollar de mantener la atención de nuestros estudiantes. La forma que al parecer ayuda más a este propósito, es la permanente interacción con nuestros estudiantes. En las sesiones en vivo hay que cuidar la formulación de las preguntas evitando aquellas con posible respuesta “si” o “no”. También se recomienda usar herramientas para conocer en tiempo real la opinión de nuestros estudiantes sobre un tema o la comprensión del que estamos tratando o el conocimiento previo a la sesión. Alternativas para esto hay varias, por ejemplo, Mentimeter (www.mentimeter.com) y Kahoot (www.kahoot.com). En ambos y como siempre, recuerde conocer bien ambas plataformas y pruebe antes su computador y ancho de banda para evitar problemas en la sesión con los/as estudiantes.
5.- Use presentaciones cuidadas
Normalmente en clases presenciales usamos una presentación para apoyar nuestras ideas. Las herramientas disponibles para realizar docencia online de manera sincrónica y asincrónica permiten compartir presentaciones, videos imágenes y en general cualquier tipo de documento con nuestros estudiantes. No obstante, es necesario saber que nuestras presentaciones deben tener un diseño acorde a su función. En este sentido, debemos preferir tipografías abiertas y sin mayor adornos ni sombras, reducir el texto en cada diapositiva destacando las ideas principales, usar fotografías a tamaño completo o varias recortadas para sacar aquellos elementos que pueden ser distractores, evitar el uso de transiciones y efectos de sonido que usarán ancho de banda y potencialmente pueden ser un distractor para nuestros estudiantes. En síntesis, mostrar o compartir presentaciones lo más SIMPLES posible.
6.- Pida ayuda, participe o genere comunidades entre colegas
Sus estudiantes y sus colegas pueden entregar información muy valiosa acerca de la marcha de su curso online. En la medida que más profesores estemos dando clases de esta forma nuestros estudiantes tendrán más modelos de aquellos aspectos que sirven y los que dificultan el trabajo online. Pregunte acerca de estos aspectos a sus estudiantes. No es menos importante recalcar que entre nosotros los profesores debemos hacer comunidades académicas para compartir también las buenas prácticas y repensar nuestro quehacer docente.
7.- Involucre a sus estudiantes
Dedique al menos la primera semana a conocer el grupo curso, desde sus necesidades tecnológicas, condiciones ambientales de trabajo virtual, intereses profesionales y propósitos formativos ¿qué esperan ellos de su curso? ¿cuáles son sus expectativas?, considere esta información para ajustar su programación, involucre a los estudiantes en decisiones sobre aspectos formativos. Las primeras sesiones son claves, sea empático y solicite comprensión ante esta situación inédita, clarifique que es una situación excepcional, que no se pretende cambiar de modo radical hacia una oferta formativa virtual esperando volver prontamente a la presencialidad y al trato personalizado que nos caracteriza.
8.- Genere actividades de interacción entre estudiantes
Es fundamental entregar trabajos para que los estudiantes trabajen de modo autónomo y asincrónico, lo cual no implica que el trabajo sea solo individual, proponga actividades de trabajo en pequeños grupos (3 a 5 integrantes, según la cantidad de estudiantes que tenga su curso) haga que se apoyen entre ellos, que se “hagan cargo” de compañeros con mayores dificultades de conexión y apoye preferentemente a estos grupos que asuman este desafío. Las sesiones sincrónicas hágalas con pequeños grupos, si el curso es muy grande divídalo en grupos de máximo 25 estudiantes para poder verlos a todas/os en tanto dure la conexión y así escucharles en lo posible a todas/os, al menos manifieste que ese es su interés, conocerlos y escucharlos, sea cercano.
9.- Cree y comparta carpetas con materiales
Organice su curso en pequeñas unidades ojalá semanales, cree carpetas con material para cada sesión (o semana) y compártala en un disco virtual (Siveduc u OneDrive) debidamente secuenciada y ordenada de modo que los estudiantes tengan material de estudio asincrónico, seleccione solo lo estrictamente necesario no incorpore material que no será revisado o evaluado (por ejemplo, dejar fuera todo lo que en un semestre normal catalogamos como “bibliografía complementaria”, de hecho si lo considera necesario cree una carpeta independiente para este material)
10.- No asuma que su curso se convertirá en un curso virtual
Tenga muy claro qué es posible hacer y que no, no levante ni asuma expectativas que luego no se podrán cumplir, su curso no es parte de una oferta formativa virtual es una adaptación de una oferta presencial que debido a una situación coyuntural ocupará la virtualidad para desarrollarse. Por ello la adaptabilidad debe considerar no solo sus propias capacidades ante esta mutación, sino que también las condiciones técnicas de los estudiantes pues ellos no se han matriculado a una universidad Virtual, de allí que deba privilegiar la asincronía.
11.- Sea minimalista pero profundo
Con todo lo dicho, el último consejo trae a colación el dicho “quien mucho abarca poco aprieta”. Prefiera planificar lo mínimo, pero necesario, eso mínimo abórdelo de manera profunda, haga que los estudiantes investiguen, desarrollen informes revise y desarrolle sus actividades en función de las producciones que los mismos estudiantes van entregando, ocupe el material preparado por sus estudiantes para realizar las intervenciones en sus clases sincrónicas, que los estudiantes observen que sus trabajos están siendo parte del curso
Por último, hemos de recalcar que las principales respuestas a este desafío son pedagógicas no tecnológicas, en rigor, la invitación profunda no es solo en torno a cómo hacer un curso no presencial de calidad sino también a reflexionar cómo mejorar nuestra práctica pedagógica de siempre.
[1] Extraído de Arancibia Herrera, Marcelo, & Pérez San Martín, Héctor. (2002). ANTECEDENTES CONCEPTUALES, TECNOLÓGICOS Y PEDAGÓGICOS PARA LA PROPUESTA DE UN MODELO EDUCATIVO A DISTANCIA. Estudios Pedagógicos (Valdivia), (28), 157-164. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052002000100009