Dos académicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades celebran 25 años de servicio en la Universidad Austral de Chile

La Dra. Yasna Yilorm del Instituto de Lingüística y Literatura, así como el Dr. Claudio Valdés del Instituto de Comunicación Social, fueron reconocidos por cumplir 25 años de trayectoria en la institución.

En el marco de la Conmemoración del Sexagésimo Noveno Aniversario de la Universidad Austral de Chile, este jueves 07 de septiembre, se desarrollará la tradicional ceremonia en la cual se releva la trayectoria y compromiso de integrantes de la comunidad universitaria que cumplen 25 y 40 años de servicio, junto a los académicos y académicas que han sido promovidos y adscritos a la categoría titular.

Este hito se realizará en el Aula Magna de nuestra casa de estudios superior, donde un total de 27 integrantes de la comunidad UACh cumplen 25 años. Asimismo, 4 docentes han sido promovidos a la categoría de Profesor Titular y 2 fueron adscritos a la máxima categoría académica.

En el caso de la Facultad de Filosofía y Humanidades, la Dra. Yasna Yilorm del Instituto de Lingüística y Literatura, así como el Dr. Claudio Valdés del Instituto de Comunicación Social, fueron reconocidos por cumplir 25 años de trayectoria en la institución.

25 AÑOS

La académica del Instituto de Lingüística y Literatura, Yasna Angélica Yilorm Barrientos, ha sido profesora de inglés desde 1995. Posteriormente, en el año 1998, se integró a la comunidad de la Universidad Austral de Chile donde se ha mantenido y desarrollado como profesional e investigadora. La Dra. Yilorm se ha destacado por sus trabajos de Vinculación con el Medio emplazados en escuelas públicas del país, enfocándose en los niños, niñas y docentes que se desenvuelven en contextos vulnerables.

“Este reconocimiento ha sido muy significativo para mí como profesora, como investigadora de la Universidad Austral de Chile, y también como persona. Son muchos años trabajando y estudiando en esta casa de estudios, por lo tanto, el hacer una pausa y comprender que he vivido aquí 25 años también ha sido muy emocionante. La verdad es que lo más significativo para mí ha sido estar en contacto con profesores, futuros profesores de nuestro país, y aportar a su educación no solamente en el ámbito de su desarrollo como profesores de inglés, sino también como futuros ciudadanos. Insisto mucho en que tengan empatía, que tengan conocimientos de la justicia social, que tengan sensibilidad social por sobre todo y también una conciencia política, cultural y social. Eso ha sido, yo creo, el mayor beneficio para el desarrollo de estos 25 años en esta universidad. Mi trabajo también como investigadora me ha dado la oportunidad de acercarme a sectores vulnerables, niños y niñas principalmente, que han sido vulnerados en sus derechos y esta universidad también me ha dado la posibilidad de mejorar de alguna u otra manera su bienestar personal y desarrollar sus habilidades socioafectivas”, indicó.

En el caso del académico, Claudio Enrique Valdés Agüero, su relación con la Universidad Austral de Chile comenzó con su formación de pregrado, y fue en el año 1998 que llegó a trabajar a la casa de estudios. El Dr. Valdés ha participado activamente de la transformación de la Facultad de Filosofía y Humanidades, desempeñándose como docente, Secretario Académico, director del Instituto de Comunicación Social y director de la Oficina de Vinculación con el Medio.

“25 años es un tiempo bastante largo para el contexto que corre. Es extraño que uno dure tanto en un trabajo, así que mi primera sensación es de sorpresa de lo rápido que pasa el tiempo. La experiencia de haber visto esta Facultad transformándose desde el tiempo en que yo era estudiante, y hoy en día cómo ha ido resurgiendo no solamente en términos de cantidad de estudiante, carreras y programas, sino también en este espacio físico que es el nuevo edificio. Me parece que es una de las cosas más importantes y que me hace sentir más orgulloso de haber estado también vinculado a esos procesos desde distintas posiciones dentro de esta Facultad, así que creo que eso es lo más bonito. Ver también que la Facultad ha ido creciendo y mejorando de alguna manera su presencia e importancia dentro de la Universidad, recuperando lo que históricamente fue. Estoy muy contento y esperando poder seguir cumpliendo años”, expresó.

Dra. Ana Traverso es promovida a categoría titular en el 68° aniversario de la UACh

Este año 2022 la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile celebra la promoción a titularidad de dos de sus académicos, se trata de la Dra. Ana Traverso del Instituto de Lingüística y Literatura, y el Dr. Gustavo Blanco del Instituto de Historia y Ciencias Sociales.

La Dra. Ana Traverso se incorporó en el año 2002 como docente del Instituto de Lingüística y Literatura. Dentro de su carrera ha sido autoría de un sinnúmero de publicaciones y ha integrado diversas investigaciones y proyectos en las áreas de  poesía, narrativa y literatura de mujeres.

Formó parte del Equipo de Decanatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades como Secretaria Académica y Coordinadora de Extensión. Actualmente es directora de la Revista de Estudios Filológicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades y Consejera Académica de la Universidad Austral de Chile. 

El Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Dr. Mauricio Mancilla, destacó la trayectoria de la académica quién también  cumplió dos décadas como miembro de la institución.  

“Para nuestra Facultad es una gran alegría la promoción académica de la Dra. Ana Traverso, quien, en los 20 años que lleva desempeñándose en nuestra Universidad, ha tenido un alto compromiso en docencia de pre y postgrado, investigación, vinculación con el medio y gestión universitaria, a través del ejercicio de varios cargos a nivel de Facultad y una activa participación en comisiones institucionales, destacándose en los últimos años como representante en el Consejo Académico”.

Del mismo modo, el Decano mencionó “Alcanzar la condición de profesora titular es un claro reconocimiento a su trayectoria y aporte en el ámbito de las letras, fruto del desarrollo de una obra original y sustantiva en el estudio de la literatura chilena, especialmente visibilizando la voz de escritoras mujeres. Sus investigaciones y publicaciones han contribuido a modificar el canon de la literatura chilena contemporánea”, indicó.

Sobre este logro importante en su carrera académica, la docente del Instituto de Lingüística y Literatura mencionó, “creo que es positivo que más mujeres accedan a la titularidad y tengan más oportunidades en cargos de gestión, para poder visibilizar el trabajo de las mujeres en la universidad, ya sea en cargos de representación o integrando equipos de trabajo normalmente masculinizados. En los últimos años se ha estado incorporando la paridad en la gestión universitaria y llegar a la titularidad contribuye que nos sumemos a otros espacios, y podamos aportar mucho más, a través de la flexibilidad que entrega esta categoría”.

En ese contexto, la académica se refirió a la participación femenina en espacios de toma de decisión dentro de la corporación, agregando que, en los últimos años, la Universidad ha avanzado en términos de paridad, “si bien, las mujeres, somos minoría en el Consejo Académico, creo que se ha avanzado, sobre todo abriendo espacios e integrando la paridad al discurso y al lenguaje en estos ámbitos que han sido siempre masculinos”.

Sobre la titularidad, la Dra. Ana Traverso reflexionó sobre lo necesario que es tener una visión global de la gestión y quehacer universitario al alcanzar la máxima categoría académica.

“La noción tradicional de un profesor titular es su manejo y conocimiento en todos los ámbitos que engloba la carrera académica como la docencia, investigación, la vinculación con el medio y gestión universitaria. Pero creo que sería importante incluir reconocimientos similares en la carrera docente y en la profesional, por ejemplo”.

Finalmente, la académica expresó su visión sobre la investidura de profesores titulares y la ceremonia de aniversario. “Si bien estoy contenta de poder participar de esta celebración de aniversario, en donde además se reconocen los años de servicio de docentes y funcionarios, considero que los tiempos han cambiado y la Universidad debiese replantearse algunos rituales, tales como el desfile de togados. Me parece que, tanto el desfile como la postura de la toga y el birrete, han perdido su significado original, transformándose en actos elitistas que se alejan de espacios simbólicos de representación democrática y participativa, que podrían encarnar más adecuadamente a la comunidad universitaria”.

Dra. Pía Poblete celebra 25 años en UACh

Ingresé en 1991 al entonces Instituto de Ciencias Sociales de la Facultad de Filosofía y Humanidades, recién titulada de la carrera de Antropología, así que me tocó compartir con quiénes me habían hecho clases en la Escuela hasta hace poco”, relata la docente.

Continúo sus estudios de especialización en Inglaterra, gracias a una beca del British Council, hasta dónde se trasladó para estudiar un Master of Philosophy, Sociology and Politics of Development en la Universidad de Cambridge, esta estancia la desarrolló con un permiso sin goce de sueldo de la UACh. Este año obtuvo su PhD Historia con Mención en Etnohistoria por la Universidad de Chile.

Me reincorporé al Instituto de Ciencias Sociales, en el contexto de una Facultad remecida profundamente por el cierre de pedagogías y el despido de académicos de larga trayectoria. En ese espacio permanecí y me desarrollé como académica hasta el año 2012, cuando se creó el Instituto de Estudios Antropológicos”.

La Dra. Poblete ha dirigido casi una treintena de tesis de pregrado y participó como evaluadora de otra en postgrado. Ha participado como co-investigadora en los proyectos Fondecyt “La impronta andina en el sistema religioso cosmovisionario mapuche williche: relaciones significantes, transformaciones simbólicas y encrucijadas de sentido en el espacio centro y sur andino” (2012-2016) y “Mediaciones rituales y cambio social en el nguillatun y el culto pentecostal. Transformación de las prácticas rituales en comunidades huilliche de Lago Ranco y Río Bueno (Xa. Región)” (2004-2007).

Entre las publicaciones que posee, se destacan “El Proceso de Salud-Enfermedad en la Familia Mapuche” del 2000; “Comunidades mapuches de Panguipulli y educación. Las primeras décadas del siglo XX” del 2001; “Discriminación étnica en relatos de la experiencia escolar Mapuche en Panguipulli” del 2003; “Mapuche-huilliches e hispano-criollos en Valdivia. Cartas de petición y procesos de articulación en el período colonial tardío” del 2008; “Prácticas educativas misionales franciscanas, creación de escuelas en territorio mapuche y significado de la educación para los mapuche-huilliche del siglo XVIII y XIX” del 2009; y, “Los descansos del Lago Neltume. Imágenes de los hitos funerarios del mundo mapuche cordillerano” del 2011, entre mucho otras.

Este Instituto ha resultado un espacio de intercambio y colaboración constante y agradezco a mis colegas su compañía en las diversas tareas que supone el trabajo universitario y en el encuentro cotidiano. En estos años obtuve mi doctorado en Etnohistoria, un área en la que he tenido la posibilidad de profundizar en el cruce necesario y fascinante, entre Antropología e Historia, que vuelco tanto a la investigación como a la docencia”, finalizó la docente.

Igualdad de género, una tarea pendiente

Las elecciones Presidencial, Parlamentarias y de Consejeros Regionales de noviembre próximo han reabierto el debate en torno a la presencia de la mujer en espacios de decisión. Si bien las mujeres, a lo largo de la historia, han hecho valiosas y vitales contribuciones en los campos del saber, la creación y la política, su aporte sigue siendo insuficientemente visibilizado. La obra de intelectuales de la talla de Rosa Luxemburgo, Marie Curie, Frida Kahlo, Virginia Woolf, Gabriela Mistral, Simone de Beauvoir y Rigoberta Menchú, entre otras, no pasa desapercibido al desarrollo de la política, las artes y la ciencia. Sin embargo, las mujeres que han tenido éxito en estos campos han sido persistentes, obstinadas, rebeldes e independientes, cualidades profesionales que son bien valoradas cuando se trata de varones, pero no siempre consideradas como virtudes al momento de juzgar el desempeño de las mujeres.

El mayor desafío de las mujeres ha estado en romper con un prejuicio histórico, que itera sobre sus “inferiores” capacidades intelectuales. En su obra La descendencia del hombre y la selección en relación al sexo (1871), Charles Darwin declaró que la igualdad de género era imposible porque “las facultades intelectuales” son “siempre superiores en los varones que en las mujeres”. Los varones son simplemente mejores –en palabras de Darwin– en sagacidad, razón, imaginación, o el mero uso de los sentidos y de las manos”, porque sus cerebros, durante el proceso de evolución, se hicieron superiores debido a la necesidad de ser eficientes cazadores recolectores.

Aunque el panorama intelectual ha cambiado y hoy en día hay muy pocos científicos dispuestos a ratificar los dichos de Darwin, las instituciones formativas, en su historia, no escaparon a este prejuicio. Recién, a mediados del siglo XIX se comenzaron a eliminar las normas que prohibían el ingreso de las mujeres a las universidades y, décadas más tarde, se les concedió la posibilidad de realizar postgrados, con lo cual, por primera vez, tuvieron la opción de convertirse en investigadoras y profesoras universitarias. La insigne Gabriela Mistral, en un breve texto de juventud, “La instrucción de la mujer”, publicado en La Voz de Elqui el 8 de marzo de 1906, señala: “Instrúyase a la mujer; no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. […] Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas”.

La defensa de Mistral a las mujeres poco a poco ha logrado tener éxito, pero junto a la falta de acceso a los espacios formativos y de toma de decisiones, los logros científicos y académicos de las mujeres han sido invisibilizados.

Tradicionalmente, las mujeres han sido relegadas a los papeles secundarios en la producción y autoría científica, incluso, a veces, sus descubrimientos han sido asignados a colegas varones. Así lo narra, por ejemplo, la película estadounidense Talentos ocultos (Hidden Figures, 2016), que recupera la historia real de las matemáticas afroamericanas que fueron clave, en la década de los 60, para que la NASA pudiera enviar al primer hombre a la luna.

A pesar de las mejoras generales en materia de igualdad de género en todo el mundo, persisten las asimetrías. Mientras que el número de mujeres que se gradúan de las universidades, en la mayoría de los países de OCDE, es superior al de los varones, sus contribuciones siguen siendo inferiores, por ejemplo, en la autoría de trabajos académicos y científicos. Este escenario da la razón, una vez más, a Simone de Beauvoir, quien afirmó que “el gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias, pero la masa de las mujeres queda al margen de la historia, y las circunstancias son para cada una de ellas un obstáculo y no un trampolín”. En el fondo, no es la supuesta “inferioridad de las mujeres” la que determina su desatención histórica sino, por el contrario, la desatención histórica condena a las mujeres a la inferioridad.

Como han mostrado diversos estudios, los problemas de la desigualdad y falta de equidad no es un asunto individual, sino que está profundamente arraigado en la estructura de la sociedad. La desigualdad de género se hace manifiesta en la estructura del matrimonio y las lógicas familiares, en el trabajo y la economía, en la política y en la religión, en las artes y otras producciones culturales, incluso en el mismo idioma que compartimos. Hacer que mujeres y varones tengan los mismos derechos y oportunidades, requiere soluciones sociales y no individuales.

Desde mediados del siglo XX, la proliferación de los movimientos feministas ha impulsado el debate en torno a los mercados de trabajo y a la desigualdad salarial entre los géneros, junto con reivindicar la participación de las mujeres en puestos de dirección en ámbitos profesionales, gobiernos e instituciones culturales. Muchas organizaciones se han comprometido en esta lucha y desde la creación de ONU Mujeres en julio de 2010, se ha buscado “promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres”, para mejorar sus condiciones de vida y responder a las necesidades que enfrentan en el mundo.

Si bien la situación en nuestro país ha ido cambiando en la última década, por ejemplo, en las universidades, donde hay cada vez más mujeres a la vanguardia de muchos proyectos docentes y de investigación, aún hay un número importante de sutiles barreras que dificultan sus carreras académicas. No sólo hay escasez de mujeres en posiciones de liderazgo, sino que muchas no son tan visibles como sus contribuciones lo merecen. Tener pocas mujeres representadas en el escalafón más alto de la jerarquía académica crea una falta de modelos para atraer y retener a las jóvenes profesiones.

Recientemente, con motivo de la celebración del 63° Aniversario de la Universidad Austral de Chile, un grupo de estudiantes y profesores de la Escuela Periodismo de esta casa de estudios, elaboraron un breve documental que releva los logros y contribuciones de 7 destacadas mujeres en la etapa fundacional de esta institución. Se trata de las funcionarias Gabriela González, Irma Herrera y Kate Taylor; las académicas Inés Gebhard Paulus, Aracely Poblete y Gladys Santos; y la estudiante Carmen Laucirica Weiss, quienes desde sus ámbitos y responsabilidades aportaron en forjar una universidad que tiene un irrestricto compromiso con el bienestar social y el desarrollo sustentable de las comunidades de la región sur austral del país.

En un contexto político cambiante como el nuestro, la comunidad académica e intelectual debe unirse en la lucha por la democratización del acceso y la visibilización del trabajo intelectual de todos sus integrantes. Al mostrar la diversidad y la excelencia investigadora de las mujeres y aprovechar sus experiencias, es posible no sólo mejorar la visibilidad de su trabajo científico, sino también proporcionar modelos a seguir. Finalmente, se trata de encarnar una sociedad muy distinta en lo cultural y hacer efectivo un nuevo “contrato social”, que fortalezca la creatividad e innovación para promover el desarrollo económico, social y cultural.

La mitad invisible de la historia. Mujeres de la UACh

En el marco del 63° Aniversario UACh, se ha relevado el rol de las mujeres en su etapa fundacional. Nombrarlas contribuye a levantar el manto que las invisibilizaba en la historia, que recubre a muchas otras, silenciadas en las fuentes documentales, pero que viven en las memorias de los miembros de nuestra comunidad. Este trayecto nos impone desafíos para el futuro en la labor de re-escribir la historia.

En este primer esfuerzo se destacaron las trayectorias de mujeres de las décadas ‘50 y ‘60, periodo del desarrollo de la industria, de reforma universitaria, ampliación de la educación y la profesionalización de las mujeres, en especial en las áreas consideradas como extensión de las “Labores propias de su sexo”. Hacia 1960 más de 8.000 mujeres habían desarrollado estudios superiores, principalmente formadas y concentradas en la capital. El impacto del terremoto de Valdivia significó que un número importante se desplazara al territorio sur, para contribuir a la reconstrucción de la ciudad. Esto favoreció la incorporación progresiva de un número mayor de mujeres al quehacer de la Universidad y al fortalecimiento de diversas áreas del conocimiento.

La irrupción de estas mujeres del pasado es sin duda un ejercicio motivado por la coyuntura nacional, donde la emergencia de los debates por la democratización de las universidades, por espacios institucionales libres de toda violencia y discriminación, por educación no sexista, se plantean como desafíos a las comunidades académicas y como una reivindicación frente al Estado. En particular en estos tiempos de reforma de la educación superior -donde el sentido de la Universidad Pública está en discusión- es necesario erradicar también los privilegios constitutivos de inequidades.   Un homenaje a las mujeres que en su diversidad han contribuido y contribuyen día a día al fortalecimiento de la UACh, en especial a aquellas que han trascendido el espacio institucional y han luchado por una sociedad más justa e igualitaria. Destaco a la estudiante de medicina Carmen Delard, detenida desaparecida bajo la dictadura militar, cuya historia nos interpela en el presente, para poner en marcha el reloj de la igualdad.

Profesora Carla Mella participa de equipo que investigó a mujeres fundadoras de la UACh

La profesora y licenciada en Historia y Ciencias Sociales y candidata al Magíster en Historia del Tiempo Presente, Carla Mella, revisó el Archivo de la Secretaria General -particularmente documentos de los primeros años de la universidad – y de “El Correo de Valdivia”, además de fuentes secundarias como los libros del Dr. Fabián Almonacid, “Historia de la Universidad Austral de Chile (1954-2003)” y de Pelusa Van de Maele, “La isla del alma mater”.

Sistematizamos la información bajo los parámetros de participación en la Universidad de cada mujer encontrada, ya sea funcionaria, estudiante, académica o socia. Con ello finalmente se realizaron entrevistas a familiares y cercanos de las mujeres destacadas, a partir de ello se elaboró el video presentado en la ceremonia de aniversario y el suplemento aniversario que circuló en el Diario Austral de los Ríos”, relató la profesora.

Para la profesora, participar de la investigación resultó una importante experiencia por su condición de historiadora y estudiante del Magister en Historia del Tiempo Presente, especialmente por su proyecto de investigación en la que destaca participación de mujeres en el área artística- escénica, particularmente de la danza, de la Universidad Austral de Chile. Así, tuvo acceso a documentación que resultó elemental para reconocer la situación de las mujeres a mediados del siglo XX, como también los diversos roles que ellas cumplieron en la Universidad. “Las mujeres que participaron en la historia de la Universidad desde su fundación son muchas, lamentablemente no fue posible rescatarlas a todas, es por ello que se eligieron a representantes de las facultades creadas en 1954, trabajo que integró el rol de mujeres directivas y docentes como Inés Gebhard, Aracely Poblete y Gladys Santos, socias como Inés Von Bischoff, y sus hijas Elena y María Inés Haverbeck, funcionarias como Irma Herrera, Gabriela González y Kate Meyer, además de Carmen Laucerica primera mujer en integrar la Federación de Estudiantes de la Universidad”.

El trabajo de las mujeres constituye un aporte fundamental para la formación profesional de estudiantes que hoy egresados reconocen la calidad de su docencia y la herencia de cada de una de ellas. “Rescato el tesón y la fortaleza para posicionarse en un momento histórico en donde eminentemente primaban figuras masculinas lo que no fue motivo para un desarrollo profesional femenino de excelencia que contribuye hasta el presente”, señaló la docente.

Carla fue invitada por la periodista Norma Huerta, Jefa de Gabinete del Rector Dr. Óscar Galindo,  a través de la Prodecana de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Dra. Karen Alfaro y del Director del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, Dr. Fabián Almonacid, a participar del proyecto que buscó dar relevancia a las mujeres fundadoras de la Universidad en el marco del aniversario número 63.