En marzo de este año, se dio por finalizado el proyecto Fondecyt Regular N° 1190254 “Desarrollo de interlengua en estudiantes secundarios haitianos”, en el cual participó por cuatro años como co-investigadora la Dra. Andrea Lizasoain, académica del Instituto de Lingüística y Literatura de la Universidad Austral de Chile. El equipo también estuvo conformado por la co-investigadora Karina Cerda-Oñate de la Universidad de Talca, y la investigadora responsable, Dra. Gloria Toledo de la Universidad Católica.
El estudio se realizó con dos propósitos generales; seguir el desarrollo del español de estudiantes secundarios haitianos, y observar prácticas de evaluación de los docentes de Lenguaje y Literatura en establecimientos públicos de la región Metropolitana y región de Los Ríos. Si bien se pretendía realizar un estudio longitudinal para seguir el desarrollo de la escritura de los estudiantes, fueron interrumpidas por el estallido social de octubre de 2019 y la pandemia COVID-19 en el 2020 y 2021. Obtuvieron muestras de aproximadamente 80 estudiantes, de las cuales solo pudieron analizar el periodo inicial, pero consiguieron resultados relevantes de todas maneras.
En cuanto al primer propósito, decidieron centrarse en la escritura de los aprendientes de español, pues se demuestran mejor los errores lingüísticos, considerados la evidencia de aprendizaje. Tras observar que la escritura es pobre en el caso de los estudiantes haitianos y de los chilenos, pero que en los estudiantes haitianos es más deficiente en español que en creole, determinaron que en su caso el problema no se debe a su alfabetización en creole, sino a su dominio del español.
Se identificó como una de las principales deficiencias, que transfieren las características del lenguaje hablado a la escritura, evidenciado mediante la ortografía e informalidad del léxico. Además, esta competencia léxica poco desarrollada, les dificulta también la expresión de ideas. La sugerencia de las investigadoras es trabajar la habilidad escrita explícitamente, con enfoque en los tipos de textos y en la lexicogramática que estos demandan. Afirman que de otra manera, los estudiantes haitianos no tendrán acceso a la comprensión ni producción de conocimiento, acrecentando así la brecha social.
Respecto al segundo propósito, la evaluación de la producción escrita por parte de los propios profesores de lenguaje, consideran que al enfocarse en aspectos superficiales, la retroalimentación no fomenta el desarrollo del lenguaje, ya que no resulta fundamental para la comunicación. Al observar las correcciones realizadas por los profesores, concluyeron también que no existen criterios definidos para la evaluación de la escritura, debido a que los docentes no son formados para atender las necesidades de los estudiantes haitianos. No se ha integrado en los programas universitarios de pedagogía la cultura del aula multilingüe, ni existen programas de educación continua que ofrezcan ese tipo de capacitación. Explican que, si bien en Chile está asegurada por ley la matrícula escolar para los estudiantes extranjeros, al no haber una política pública para enseñarles a dichos estudiantes, pasan a depender de los recursos y voluntad de la comunidad escolar.
Es falsamente asumido que son los profesores de Lenguaje y Comunicación quienes saben cómo enseñarles a los estudiantes no hispanohablantes. El apoyo se les pide a los educadores diferenciales que acompañan a estudiantes con necesidades especiales, tales como hiperactividad o espectro autista, siendo que son necesidades completamente distintas. En el caso de establecimientos con mayor voluntad y recursos acuden a “facilitadores” haitianos, hablantes de creole, francés y español que pueden colaborar con los aprendientes de español y con el nexo con los apoderados.
Este proyecto concluyó de manera general que, el español se encuentra poco desarrollado en estudiantes haitianos, y la retroalimentación recibida de parte de sus profesores es poco efectiva, pues no promueve el desarrollo de la lengua. La alfabetización en español es baja, con las consiguientes consecuencias sociales, culturales y económicas. Ante esto, resultan urgentes políticas públicas que propendan a una real inserción en todos los ámbitos de la sociedad.