Las celebraciones en torno a la instalación de la Nueva Región de Los Ríos y el plebiscito de 1988 nos recuerdan que la memoria es un territorio de conflicto y debate. El olvido y la memoria trabajan sobre el pasado realizando formas de selección, exclusión y elaboración.
En las entrevistas, alocuciones y homenajes se observa un olvido, una ausencia, que, a pesar de los discursos sobre la inclusión, persiste en excluir a las mujeres y a los anónimos de los procesos históricos.
En el caso de la derrota de la dictadura cívico-militar, el rol jugado por las organizaciones de mujeres, asociadas a las redes de supervivencia económica, a la defensa de los derechos humanos y a la lucha por la democracia, y que bajo la consigna “Democracia en el país y en la casa“, pretendía desmantelar el autorismo en lo “público” y “lo privado”, es dejado al olvido, produciendo su exclusión de la vida política.
Lo mismo ocurre, en relación a las celebraciones asociadas a la instalación de la Nueva Región. La organización, el trabajo y el compromiso de las mujeres valdivianas organizadas en torno al Comité Femenino Nueva Región es invisibilizado una y otra vez.
En 1995, las mujeres que son parte del Comité Nueva Región, que demanda el antiguo estatus político administrativo que tenía la ex Provincia de Valdivia hasta 1974, se organizan en el Comité Femenino Nueva Región con la convicción de “que solas podíamos hacer más cosas” como refiere una de las integrantes de ese Comité, Carmen González Fickar.
Sus acciones y logros como menciona nuestra entrevistada son “mundos olvidados”, negando los sacrificios de las mujeres que “construyeron la región con el pan de sus hijos e hijas”, pues junto a las burlas, críticas, insultos debieron sortear la falta de recursos “nunca tuvimos plata”. La sororidad (amistad y reciprocidad entre mujeres) y solidaridad de aquellas y aquellos que no eran parte activa del proyecto de Nueva Región y la transversalidad de posiciones de clase, orientaciones políticas y religiosas les permitieron como refiere nuestra entrevistada “no solo hacer una región sino también lograr hacer notar que la mujer era una persona”.
El olvido no es casual en una sociedad patriarcal como la nuestra, quienes producen la memoria oficial escogen olvidar las acciones de las mujeres en política (así como de otros invisibles), justificando así su exclusión del quehacer político.